Ernesto Priani

Ninfas o la vida de las imágenes

Leo:

La ninfa es la imagen de la imagen, la cifra de las Pathosformeln que los hombres se transmiten de generación en generación y a la que vinculan su posibilidad de encontrarse o de perderse a si mismos, de pensar y de no pensar. Las imágenes son, por tanto, un elemento resueltamente histórico: pero, de acuerdo con un principio benjaminiano en virtud del cual hay vida en todo aquello en que hay historia (y que podría reformularse en el sentido de que hay vida en todo aquello en que hay imagen), aquéllas están, de alguna manera, vivas. Estamos habituados a atribuir vida sólo al cuerpo biológico. Ninfa, por el contraro, es una vida puramente histórica. Al igual que los espíritus elementales de Paracelso, las imágenes para estar verdaderamente vivas, tienen necesidad de que un sujeto, asumiéndolas, se una a ellas; mas en este encuentro -como en las uniones de la ninfa-ondina se cela un riesgo mortal. En el curso de la transición historica, en efecto, las imágenes se cristalizan y transforman en espectros, que esclavizan a los hombres y de los que siempre es preciso liberarlos.

Giorgio Agamben. Ninfas. Pre-Textos. Valencia 2010. Traducción Antonio Gimeno

Transcribo para penetrar en dos ideas: la vida de las imágenes y el peligro que encierran. La primera tiene implicaciones relevantes para la comprensión del pensamiento y la formación de la sensibilidad. Cualquier imagen vive en la medida en que pasa de una edad a otra, y va dejando un rastro de transfiguraciones. Cada vez que se pinta una sirena, se representa un demonio o se fabrica un minotauro, no se ejecuta un acto neutral. Se prolonga la existencia de algo de lo que, a la vez, somos presa. Como los tatuajes del Hombre ilustrado, las imágenes vuelven a la vida y nos capturan. Nos encierran en ellas. Una bruja es la imagen que guía al inquisidor a ejecutar mujeres. La cleptómana, una figura para comprender lo que era inconfesable. Las imágenes son prisiones porque modelan la sensibilidad de los hombres. Son filtros a través de los cuales miramos las cosas y las comprendemos. Son tan nosotros, tan eso que vemos, que nos es difícil distinguirlas. Por ello, quizás, nada puede haber  más valioso que una ascética de la fantasía. Una ascética histórica, por lo demás, porque las imágenes viajan y mutan, en el espacio y en tiempo, y a veces es difícil saber donde están.

1 Comment to Ninfas o la vida de las imágenes

  1. November 24, 2012 at 11:10 pm | Permalink

    “Un emperador chino pidió un día al primer pintor de su corte que borrara la cascada que había pintado al fresco en la pared del palacio porque el ruido del agua le impedía dormir”
    Esta anécdota la anota Debray en Vida y muerte de la imagen, uno de sus libros. El poder de la imagen, en la que nos vemos, nos reflejamos, que representa deseos y que deseamos. Que, además, nos crea posibilidades infinitas de representación y reflexión puramente visual, al imaginar, en la cabeza.

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