El cierre del semestre
Tenía pendiente escribir sobre cómo terminó el semestre y cuál es el balance final de la primera experiencia. Pero la premura por iniciar el siguiente semestre -que de hecho iniciamos esta semana- me llevó a posponer muchas cosas y, entre ellas, esta entrada.
Al hacer un primer balance general, me parece que hubo aciertos y problemas en muy distintos aspectos del curso, en buena medida por no haber tenido tiempo suficiente para planearlo, la falta de experiencia, la situación de incertidumbre que rodeaba (y rodea aun todo).
Pero veamos algunos de esos problemas:
Estudiantes y participación
El semestre vivió una primera parte caótica, debido sobre todo ciertas decisiones sobre cómo inscribir a los alumnos y la incertidumbre generada por la semana de altas y bajas. Fue a lo largo de ese primer mes y medio que un número muy alto de estudiantes dejó de participar en las sesiones virtuales como en las actividades en Classroom. Imposible saber cuáles se cambiaron de grupo, cuales se dieron de baja o cuáles simplemente dejaron de estar ahi.
La segunda parte fue, en este sentido, mas estable y sistemática. Cerca del 50% del grupo estuvo hasta el final y recibió una evaluación a partir del número de actividades que entregó.
La evaluación
Esto último merece una explicación. Al principio tomé la decisión -sin saber muy bien por qué- de calificar cada actividad sobre una escala de 10 en vez de una escala de 3, que uso habitualmente. Al poco tiempo me di cuenta que la gran mayoría obtenían entre 9 y 10, porque en el camino adopté un criterio de no ser especialmente severo con las evaluaciones, debido a la situación, y porque los alumnos estaban haciendo en muchos casos, esfuerzos extraordinarios. De modo que al final, la forma más sencilla, y al mismo tiempo más justa de calificar fue a partir del número total de actividades entregadas.
Un desliz
Aunque no toda la parte final fue miel sobre hojuelas. Como nos lanzaron al ruedo sin muchas armas, fui armando las actividades poco a poco cada semana. Las había programado para que se resolvieran cada dos semanas y, todo iba bien hasta que llegaron las vacaciones de verano. Esas absurdas vacaciones -porque nadie salía de casa- y que me hizo interrumpir el ritmo y la secuencia que llevaba -justo por no haber planeado todas las actividades desde un principio-, y perder, por distracción, una semana completa en que debí haber subido una nueva actividad y que olvidé por completo.
Al final todo salió mejor de lo esperado. Yo quedé satisfecho y mis alumnos, a juzgar por sus comentarios, también. Por supuesto, aprendí mucho y hay muchas cosas que voy a modificar este nuevo semestre:
Estoy dejando ya planeadas todas las actividades y el modo de calificar ya quedó establecido desde el principio, sobre tres. Pero de eso y del curso que tomé de diseño instruccional, ya haré un post próximamente.
Muy interesante la bitácora que redacta con respecto a la experiencia de su clase en línea, pues yo creo que varios maestros y alumnos nos sentimos al principio desorientados respecto a los recursos a utilizar para dar clase o asistir a estas a distancia.
buen punto, creo que tiene visión y experiencia en mencionar y sugerir al docente llevar un diario o bitácora de las experiencias que se tienen en el aula con los estudiantes y en las situaciones que se enfrenta en el día a día, porque aunque parezcan iguales, no lo son, de ahí parte el porque es importante hacer lo que menciona Ernesto Priani
Excelente idea, para la autocrítica, y mejora continua de nuestras clases en línea. ¡Felicidades!