Esta semana participé en el evento Sentido, enseñanza y ejercicio de la filosofía, un encuentro para la renovación del plan de estudios de la licenciatura en Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que se prolongó por tres días, mañana y tarde, y en el que numerosos profesores de la carrera presentaron sus propuestas para modificar, ajustar, repensar y reorientar el plan de estudios actual.
Lo primero que hay que decir es que se trata de una muy buena iniciativa de la Coordinación del Colegio. El plan tiene cerca de 20 años de que entró en vigor, con una revisión intermedia que consistió en reducir la carga horaria contenida en el plan original, y a que le urge una revisión seria, sobre todo en vista de los significativos cambios que han ocurrido en el mundo y en la academia en esas dos décadas. Pensemos sólo que en 1999 Internet, al menos en México, era una hecho apenas incipiente y que no existían los teléfonos celulares, sólo para darnos una idea de la profundidad del giro ocurrido en el acceso a la información y en la aparición de temas y problemas de discusión. Por otro lado, el Sistema Nacional de Investigadores tenía apenas una década, y sus políticas comenzaban sólo a modificar la práctica de la investigación, aun muy lejos de los efectos que tiene en la actualidad, y que han definido rasgos y prácticas que no eran previsibles hace 20 años. .
De modo que hoy hay innovaciones, nuevos temas, preocupaciones relativas a la inclusión y al género, a la identidad de la filosofía en México, que han emergido a lo largo de estas décadas y que han sido impulsados por grupos y académicos dentro de la comunidad de la faculta que nos gustaría ver plasmados en un nuevo plan de estudios.
Yo no pude asistir a todo el evento. Estuve dos mañanas completas y seguí el resto por twitter, gracias a que algunos profesores y alumnos compartieron el evento y sus impresiones. Mi impresión general es que, pese a los problemas y limitaciones a los que me referiré un poco más adelante, el evento mostró que estamos ante una buena oportunidad de repensar no sólo el plan de estudios como instrumento que plasma nuestras ideas sobre la enseñanza de la filosofía, sino los objetivos mismo de la enseñanza de la filosofía.
En términos generales a lo largo del evento se hizo evidente que hay una fuerte preocupación por mejorar y fortalecer el área de metodología, como una forma de abrir la puerta no sólo al fortalecimiento de la adquisición de técnicas e instrumentos metodológicos para el estudio y la investigación de la filosofía, sino a toda una nueva forma de ver el ejercicio profesional de la filosofía. Hay se hicieron presentes temas como la reconceptualización del área de metodología, la incorporación de la divulgación, la formulación de proyectos no académicos entre otros. A la par de esta preocupación, hubo propuestas relativas a áreas específicas; lógica, teoría del conocimiento, estética, que buscaban replantear el lugar curricular de las mismas, los contenidos o las orientaciones en las áreas, la propuesta de alternativas a las tradiciones dominantes. Por otro lado, hubo propuestas específicas de grupos de investigación y de docencia para la incorporación de materias obligatorias en campos que no se encuentran actualmente considerados, como filosofía de la religión, de la tecnología. Y una propuesta fuerte a reforzar el estudio de la filosofía mexicana.
Pese al entusiasmo de los participantes, tanto en la presentación como en la discusión, y al valor que el evento tiene como una primera mirada a las inquietudes para modificar el plan de estudios, existieron limitaciones que hay que tomar en consideración. Por un lado la escasa asistencia de alumnos y profesores por razones distintas. En cuanto a los alumnos, me parece que nunca quedó claro que su participación era bienvenida y que en la organización y difusión del evento, se dejó de hacer algo para su inclusión. En cuanto a los profesores, no descarto que hubiera problemas de comunicación y limitaciones de horario para asistir. Pero me inclino más por el desinterés. La comunidad filosófica ha mostrado muchas veces estar poco interesada en los eventos locales y muestra una actitud displicente para la escucha. Notablemente, los propios participantes -con sus excepciones, por supuesto- no se tomaron el tiempo para escuchar a otros colegas más allá de aquellos que coincidían en el momento de su intervención.
Por otro lado, creo que faltó incluir ex alumnos en la discusión y algunos especialistas en pedagogía y enseñanza. Tengo para mi que los filósofos no somos siempre, ni necesariamente buenos pedagogos, y que abundan las opiniones “expertas” en la propia experiencia que valdría la pena contrastar con la de otros especialistas.
No está del todo clara la ruta que vamos a seguir ahora, después de este evento. Pero yo estoy verdaderamente entusiasmado.
Abajo, mis dos presentaciones en el evento.
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