Le debemos a Sinesio de Cirene uno de los textos más significativos sobre el sueño por su influencia en el tiempo, la claridad de sus ideas y la síntesis que hace de las concepciones dominantes. Entre otros, Giordano Burno lo cita repetidamente cuando necesita describir la naturaleza del espíritu fantástico.
Su tratado, sin embargo, es peculiar. Se trata más bien un ensayo sobre los fundamentos de la interpretación de los sueños, más que de un arte de interpretar los sueños. De los temas que sobre salen en él: la naturaleza de las almas en el mundo, su posibilidad de regreso, el papel que los sueños tienen en ese tránsito hacia lo alto, la fisiología que produce los sueños y las fantasías en general a través de simulacros como en Lucrecio y Epicuro, me interesa sobre todo, el exhorto final a poner por escrito la vida onírica. Transcribo el pasaje en que lo hace:
Sería también prudente poner por escrito nuestras visiones durante la vela o el sueño y las coincidencias que acontecieron, si es que las costumbres de la ciudad o van a resultar rústicas antes lo novedoso de nuestro propósito. Y es que nosotros estimamos conveniente contar con los que denominamos “diarios de por las noches” afines a los comúnmente llamados “diarios”, para así tener unas notas que nos informen sobre cada una de las dos fases de nuestra vida. La vida de la fantasía es –lo estaba dejando sentado en nuestro discurso- unas veces mejor otras peor que la vida corriente, según el estado de la salud o enfermedad en que se encuentre el espíritu. Pues bien, ¡ojalá pudiéremos, de este modo, si no se nos escapa nada de la memoria, hacer algo útil en pro de la observación, gracias a la cual cobra auge este arte! Por lo demás, podría ser un gracioso entretenimiento honrarse uno a sí mismo, tanto despierto como dormido, escribiendo la propia historia.
Quiero destacar sobre todo la necesidad de preservar un retrato de las “dos fases de nuestra vida”, que tiene funciones de observación para identificar cuál es el significado de los sueños, mostrando las relaciones entre lo que se sueña y lo que se vive diariamente durante la vigilia, pero también como un medio para honrarnos a nosotros mismos. De otorgarle valor a todo aquello que nos pasa y que vivimos, no solo en cuanto somos capaces de relatarlo, sino en tanto que somos capaces de hacer conciencia de eso que hemos vivido y de las conexiones entre una parte de nuestra vida y la otra. La escritura de los diarios es, pues, un sistema para observar e interpretar los sueños, un modo de valorar nuestra vida, pero sobre todo una manera de mantener la salud del alma.
Totalmente de acuerdo! Escribir para preservar lo que nos pasa y lo que soñamos, lo mismo que lo que deseamos es un ejercicio que honra lo que somos. El simple acto que de pronto, cuando nos está sucediendo algo tal vez “importante” el SER hace una pausa y observa desde fuera “al que le sucede” permite tomar consciencia de lo maravillosas que son nuestras vidas.
Me encantó esto!
Gracias por compartir