Esta semana me encontré este artículo de Susan Schineider The philosophy of “Her”, donde trata cómo Her enfrenta uno de los problemas tradicionales de la Inteligencia Artificial, el de una conciencia sin cuerpo. Sin embargo, la parte que me resultó más interesante del artículo es el final, donde especula con la posibilidad de que nuestra conciencia pueda ser digitalizada y reproducida en una máquina.
Ya antes de Her, una serie de TNT, Caprica, aborda el tema de la digitalización de la conciencia y su reproducción en un robot. Es, por supuesto, una variante de la historia del fantasma, pero vista ya no desde la dimensión de un existencia meramente espiritual en una dimensión que no es la nuestra, sino de la posibilidad mecánica de reproducir la conciencia mediante un sistema computacional. La protagonista, hija de un magnate de la robótica, muere, pero todos los datos acumulados en una red de juegos, una especie de Second Life extrema, son extraídos y reproducidos en un robot. Desgraciadamente, la serie no trata con profundidad el problema -en la trama, la cuestión del fantasma es más bien secundario- pero el atisbo de un posible transmisión del alma del cuerpo a la maquina, se imagina ya como una posibilidad. Posibilidad, que es, por otro lado, inquietante.