Vuelvo a leer Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento de Ernst Cassirer con la finalidad de preparar una intervención dentro del proyecto La Hermenéutica como herramienta metodológica para la investigación en Ciencias Sociales y Humanidades. Elegí trabajar a Cassirer por dos razones: es un clásico de la hermenéutica, pero también, es un clásico de la historiografía de la filosofía del Renacimiento. Es decir, es una puerta para comprender la hermenéutica como herramienta de investigación en humanidades, pero al mismo tiempo, para entender y poner en perspectiva, una cierta forma de historiar la filosofía. Trataré, en sucesivas enteradas, de reflexionar sobre el autor, el texto y la teoría.
Una nota breve, por ahora, a la introducción de Individuo y cosmos en la filosofía del Renacimiento. Cassirer elige como primer interlocutor a Jacob Burckhart y su La cultura del Renacimiento en Italia. ¿Por qué este no incluye éste la filosofía en el vasto panorama de la cultura del Renacimiento? La respuesta, con la que no está de acuerdo, es la siguiente: el pensamiento no estaba aun liberado –como si lo estaban ya otras formas del espíritu- del escolasticismo. Cita el ejemplo de Petrarca, que combate el escolasticismo a partir de la crítica literaria, pero no desde la filosofía. Y lo mismo ocurre con quienes vuelven a las fuentes y traducen a Aristóteles: hacen no crítica filosófica sino filosófica. Incluso la pugna sobre la superioridad de Aristóteles y Platón en el renacimiento no entrañaría, “en última instancia, una contribución verdadera al progreso de la historia espiritual” (p. 14).
Esas serían las razones por las que, para Burckhart, la filosofía del renacimiento no verifica la hipótesis de Hegel de que la filosofía “encierra la conciencia y la esencia espiritual de la totalidad de un modo de ser” (p13). Pero es eso, precisamente lo que Cassirer quiere demostrar: que Hegel tiene razón. Y que la filosofía del Renacimiento es la conciencia espiritual de su época. Para mostrarlo requiere separase, de la mano de Konrad Burdach, de la forma de historiar la cultura de Burckhard. Es decir, crear un vínculo entre la teoría y el detalle de la práctica cultural de una época.
Para mostrar que hay una unidad cerrada en la filosofía del Renacimiento, es necesario examinar no solo la teoría, sino el detalle de la vida práctica. Es decir, hacer una historia cultural de lo general y lo particular. De este modo concluye que su propósito en Individuo y cosmos es mostrar si hay una unidad cerrada en la filosofía del Renacimiento, para encontrar en ella un centro que permita hacer coherente la relación entre teoría y vida. Si tal unidad existe, la filosofía del Renacimiento sería para él, parte del todo cultural y, por lo tanto, expresión simbólica y conceptual de toda su era.