Ayer participé en un conversatorio dentro del Segundo Congreso de Innovación Educativa del TEC de Monterrey. El ponente fue Antonio la Fuente del MediaLab Prado. Lo acompañábamos Paola Sarango-Lapo de la UTPL de Ecuador, Teresa Rodríguez Jiménez de la UDG, Paola Ricaurte Quijano
del TEC. La oportunidad de escuchar y conversar con Antonio Lafuente fue, por supuesto extraordinaria. Tanto, que me atreví a tomar unos apuntes, que traslado aquí.
Antonio comenzó sosteniendo que la cultura oral es mayor a lo que llamamos ciencia (como la producido por las instituciones universitarias). De hecho, sostuvo, las actividades orales de transmisión del conocimiento son mayores que lo que escribimos. Y puso sobre la mesa un par de datos escalofriantes: el 70% artículos científicos en humanidades (en otros campo baja el porcentaje, pero no más del 48%) nunca son citados. Del resto, el 50% se cita una vez. En otras palabras, la ciencia publicada se conoce poco y trasciende poco. El mayor impacto está, en realidad, en la transmisión oral, directa, informal del conocimiento.
Su otro argumento consistió en afirmar la superioridad de lo experiencial frente a lo experimental (conocimiento en todos lados). En realidad, el conocimiento está en todos lados, aseguró, y puso tres ejemplos:
En bici x madrid es una comunidad que en muy poco tiempo ha generado un conocimiento fabuloso sobre la ciudad de Madrid, los paseos en bici, la forma de gestionarlos, en fin…
Asociacion francesa de miopatias una comunidad formadas por pacientes de enfermedades raras, que es uno de los más importantes contribuyentes para la investigación en Francia.
Brain Talk Communities agrupaciones de pacientes de enfermedades mentales que han prescindido de la gestión médica, para comunicarse la experiencia de su enfermedad.
Destacó como la oralidad (que cuando le pregunté qué entendía por ella explicó que se trataba de un uso metafórico para referirse a la producción del conocimiento de forma directa, sin ataduras formales o institucionales a través de una conversación) es la base de la producción de conocimientos en esta casos. Y subrayó la importancia de la formación de la redes sociales, de la comunidad, antes que la producción.
Finalmente habló de los bienes comunes, para señalar que está a favor del Open Access como bien común pero que es necesario ir más allá, literalmente: llevar a la gente a las plazas para que haga uso del conocimiento. Es decir, evitar convertir el conocimiento oral en información, mediante la promución de culturas del aprendizajes no basadas en el libro y el instructor.
Y luego señaló, irónicamente: “Es mas fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”
Y dejo abierta la provocación:
¿Cómo hacer que ese conocimiento popular y colectivo penetre en el aula y la biblioteca?