El jueves y viernes de la semana pasada impartí un curso de Humanidades Digitales en la Universidad Autónoma de Querétaro. Quiero relatar la experiencia porque fue diferente a la de otros cursos de HD que he dado en México. Son dos las razones principales: la primera es que los asistentes provenían de tres áreas: letras, filosofía y la personal de la Dirección General de Bibliotecas que eran jóvenes con formaciones diferentes -desde psicología a historia-, pero que colaboraban en la biblioteca. El hecho de encontrar bibliotecarios interesados en las HD en México no es tan común como uno esperaría y filósofos, bueno, son muy raros. Como explicación a esto, descubrí que el hecho de que el personal de la biblioteca tuviera una formación diferente a la de bibliotecnología -de psicología a historia- ayudó a que se acercaran a las HD con entusiasmo, y, en lo que se refiere a los filósofos, influye el hecho de que la UAQ tiene una aproximación práctica a la filosofía, sobre todo en una maestría de Filosofía aplicada. La segunda razón es su inmersión previa en el uso de herramientas y las ideas de colaboración y acceso abierto de las HD, que eran mayores a las del promedio, una inmersión que tenía por origen los intereses personales y cierto interés institucional, particularmente de la biblioteca, para que se formaran en ella.
Encontrar un grupo así, me entusiasmó mucho. Pues es el tipo de grupos en el que mejor pueden madurar las HD, no sólo porque un lugar privilegiado para hacerlo es la biblioteca, sino porque la confluencia de diversas formaciones disciplinares ayudan a generar proyectos digitales más ricos.
En lo personal, yo espero que el curso haya ayudado a incrementar el interés por las HD, y que en el futuro la colaboración entre los Humanistas Digitales de la UAQ, y el resto, se incremente, sobre todo en miras del DH2018 que tendrá lugar en México.
Soy un hombre viejo que sale por las mañanas a buscar libros de segunda mano. Un día por casualidad encontré una revista editada por la universidad autónoma de Puebla de 2009, en la que venía un apasionante relato escrito por usted titulado Temeridad. El tema me apasionó y me conmovió a la vez, pensé que no es tan difícil realizar un trabajo y que los demás son los que después se encargan de etiquetarlo con el nombre de hazaña, aunque los que la realizaron no pensaron que lo fuera… Pero todos estos acontecimientos que giran alrededor de este relato, en la época actual no tienen ninguna relación con mi vida exterior pasiva y monótona, sino con mis andanzas detrás de los libros. Previo a la lectura del relato de Ernesto Priani, encontré en la ciudad de Tlaxcala en una feria de libros la Principia Ethica de G. E. Moore, libro que llegando a casa coloqué precisamente sobre la revista de la BUAP que permanecía olvidada en un rincón… Leí el relato de los viajeros del ártico y me sorprendió encontrar la cita de Moore y aún más ver el libro de Moore a la mano… Quizá esto que le cuento no tenga ningún significado extraordinario y sea una mera coincidencia, pero en lo personal me causa profundo placer sentir como se van acomodando las cosas en un rompecabezas que algún día me dejará verlo completo. Por mi parte me dio gusto encontrarme por primera vez con un escritor como usted Ernesto Priani Saisó…