A los 45 minutos, un mensaje aparece en el chat: “por qué intelectualizan siempre el tema del alma”. Durante todo ese tiempo, tres “chateadores” nos afanábamos en discutir el alma para que nuestras frases irrumpieran desplegadas en una pantalla durante la función del espectáculo dancísitico Anima de Camerino 4.
Yo chatee sin saber qué pasaba en el teatro, ni cuántas veces se desplegaba el chat durante la función, ni qué efecto tenía en los espectadores. De modo que mi primera experiencia fue la de un intenso intercambio de ideas con otros dos debatientes frente a un público imaginario que, al menos yo esperaba, apreciaran el ingenio, la mordacidad y la oportunidad de los comentarios.
Fue agotador. Sentado en mi estudio, buscaba información en la red, twitteaba y chateaba, con la esperanza de lograr una participación digna por qué difícil es, de hecho, mantener la atención y venir pronto con la mejor idea .
Al día siguiente, asistí a la función de Anima y descubrí (ya me lo habían dicho, claro) que el chat se desplegaba unas cuatro veces durante unos 5 minutos. Lo hacía literalmente, en los momentos en que no había danza: durante el acceso al teatro, en las dos pausas que marcaban el cambio de escena en el espectáculo, durante las cuales los bailarines miraban el chat junto con los espectadores, y al final, cuando el público abandona la sala.
Mi primera impresión fue que el chat no estaba integrado con la danza. Sino que la interrumpía (o que la danza interrumpía el chat, dependiendo de lo que uno quisiera ver). Esta sensación se acentuó por el contraste entre la “ligereza” de las discusiones en el chat… Risas, chistes, frases ingeniosas… y la “solemnidad” de la danza, siempre bajo una luz de costado, tenue, que proyectaba más las sombras que resaltar los cuerpos, y una escenografía curiosamente mecánica: dos grandes ventiladores y aparatos de iluminación.
Adicionalmente, me fue difícil prestarle atención a chat. Algo me decía que lo que pasaba ahí era ajeno a lo que estaba viendo, que no tenía relación alguna, que era, literalmente, la invasión de unos cuates que ni siquiera sabían qué estaba pasando.
No me atrevo a decir nada de la danza y los bailarines porque mi conocimiento al respecto es muy limitado. Mi reflexión es más bien sobre el uso de la tecnología en el espectáculo y el doble papel de participante y espectador.
Anima: chat de la función
Anima es un espectáculo de danza de Camerino 4, qeu incuye una discusión por chat sobre el alma que se proyecta en pantallas a la entrada y dentro del teatro. Fui invitado a la función del 2 de octubre. Este es el chat.