Ernesto Priani

Lux et morbus

Una metáfora del fracaso del país

Lo evidencia el hecho de que no se ha entrevistado al director de Luz y Fuerza del Centro: nadie está interesado en hacer la historia de esa compañía, el retrato de las decisiones, las actitudes, las complicidades que a lo largo de los años, dieron forma a esa escandalosa deformidad de la que hoy todos hablan.

La falta de interés puede explicarse por la sencilla razón de que nadie quiere ver, cara a cara, el fracaso del sistema que llevó a esa compañía a la extinción, porque es el mismo que ha llevado al país al fracaso.

Hoy, que en todos lados se buscan culpables, todos acabarán por encontrarlos. Porque en el desastre de Luz y Fuerza del Centro nadie puede arrojar la primera piedra: ni el Estado y los sucesivos gobiernos que lo administraron, y que tomaron decisiones que –con el tiempo- pueden verse como perfectamente equivocadas, fruto de la improvisación, el desinterés por el futuro, la impreparación y la componenda. Ni la administración de la empresa, cómplice siempre de todos esos acuerdos y decisiones, tomadas siempre para salir al paso, nunca para establecer un futuro. Ni el sindicato, que es hoy el adalid del sindicalismo democrático, pero que fue a la vez cómplice de esas decisiones imperfectas y bárbaras, y causa de otras. Un sindicato independiente, si, pero que se acogió perfectamente al sistema de prebendas e intercambios, y privilegió la búsqueda de beneficios, antes que una mejor condición laboral, en una mejor empresa. Los sindicatos independientes y democráticos (tanto como los que no lo son) han sido una pieza clave del sistema, un engranaje cómodo para que funcionara como lo ha venido haciendo, una justificación permanente para la incapacidad. Pero, también hay que integrar aquí a los consumidores, a cientos de miles, que nos acomodamos a ese servicio, a lidiar con la corrupción, a explotar esa misma debilidad en provecho de uno mismo.

No sé si la decisión de extinguir la Compañía de Luz y Fuerza del Centro es la última de esas improvisaciones o el primer paso hacia la construcción de otro sistema, otra forma de operación de la sociedad como conjunto –mi optimismo es siempre escepticismo. Pero de lo que no me cabe la menor duda, es que Luz y Fuerza del Centro es hoy la metáfora perfecta del fracaso de este país, solo que al país no podemos extinguirlo.

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