Alejandro Pisanty acaba de comenzar a distribuir su artículo Propiedad intelectual, acceso abierto, acceso a la información, rankings y el interés institucional en la academia. ¿Existe un juego no suma-cero? que es una reflexión muy pertinente, tanto por su contenido como por la oportunidad con la que aparece, para intervenir en la discusión sobre propiedad intelectual y propiedad industrial concretamente en el contexto del mundo universitario.
El artículo tiene el mérito de poder ubicar con mucha claridad las distintas paradojas que se han ido formando al rededor de la cuestión de la preservación de los derechos de propiedad intelectual, a partir de la generalización del uso de Internet. Dos subtítulos del artículo siguieren precisamente la naturaleza de estas paradojas:
a) Producción y protección no son lo mismo
b) Producción y protección no son lo mismo que contribución
En el campo de las humanidades en el que me muevo, la comunidad universitaria está llevando a cabo una discusión hasta cierto punto tardía y lenta, y en muchos sentidos rebasada por los hechos, del problema que representa la contribución, la producción del conocimiento, su protección y su preservación -que en el terreno de las humanidades es, sin duda, mandatorio- en la sociedad del conocimiento.
Lo cierto es que, por la lentitud con que las contribuciones y producciones humanísitcas se trasladan en México a internet y la velocidad con que se ésta se está digitalizando y distribuyendo por canales no institucionales, se está creando la sensación de que cualquier esfuerzo universitario está siendo rebasado por un esfuerzo colectivo no siempre sistemático ni bien intencionado, que está estableciendo sus propias normas y criterios, más allá de los criterios científicos y académicos. La multitud de blogs y publicaciones universitarias hechas fuera del dominio de las universidades, la digitalización y distribución de libros, artículos y publicaciones universitarias en la red, sin ningún control, pero también la multitud de esfuerzos aislados, sin integración institucional plena, sin el arropamiento comunitario necesario y sin una visión de largo plazo de su supervivencia que se emprenden cotidianamente en el terreno de las humanidades, forman parte de un caos al que habría que darle, al menos, una cierta dirección mínima, a partir de romper con los temores y los mitos con los que se trata el tema de la propiedad intelectual en el ámbito de las humanidades, en la universidad.
Bienvenida, pues, la contribución de Alejandro a la discusión.