Rosaura Ruiz y Juan Manuel Rodríguez publicaron una reflexión a propósito de la encuesta que María de las Heras hizo para el El País, sobre la percepción de la ciencia en México. Tanto Ruiz y Rodríguez, como de las Heras, coinciden en señalar que, a pesar de la buena estima que en México tiene la actividad científica todavía un número importante de personas creen en cosas acientíficas como los milagros o la astrología. Incuso, para subrayar el caso, de las Heras recurre no a su propia encuesta, sino a otra del Conacyt del 2007 para asegurar que: “todavía seis de cada diez mexicanos piensan que la astrología y el conocimiento de los signos del zodiaco es una ciencia, y una proporción similar considera que la parasicología también lo es.”
Hoy participé en #SinLugar, un encuentro que tuvo su sede en internet o lo que es lo mismo, en cualquier parte. Yo asistí a él desde un Samborn’s en Coyoacán, después desde el Café del Instituto de Cultura Italiano y finalmente desde mi casa. Moviéndome de un lugar a otro, presencié las distintas presentaciones (por desgracia no puede verlas todas), que me sorprendieron por su temática, su calidad, su fuerza… (hoy en la noche completaré la experiencia viendo los que me quedaron pendientes). Yo hablé de humanidades digitales y me sorprendió la reacción y un debate.
Para qué sirve la filosofía
Después de años de evadirlo, terminó en mis manos el libro de Jorge Portilla, la Fenomenología del relajo. La obra me decepcionó, y no encuentro aun razones que expliquen su continua publicación y relativa fama, salvo quizás la tratar un tema popular como el relajo, con una de las metodologías más obtusas que ha dado la filosofía, la fenomenología. Sospecho que si no fuera por esta monstruosidad, difícilmente hubiera despertado algún interés. Portilla, sin embargo, es uno de los representantes del grupo Hiperión, y en un pequeño texto publicado en Excélsior y recogido en la Fenomenología del relajo responde a la insidiosa pregunta de para que sirve la filosofía.
Sobre Avatar y Cómo entrenar a tu dragón
El punto de partida de Avatar y Cómo entrenar a tu dragón es muy parecida: dos tipos diferentes de seres vivos inteligentes se encuentran en guerra (no olvidar nunca que los dragones son seres inteligentes en casi toda la tradición). El protagonista, en ambas, no comparte las habilidades bélicas de sus semejantes y esa condición lo pone en contacto con miembros del enemigo. Ese contacto le permite al héroe conocerlos y relacionarse amistosamente con ellos y, en un punto, enfrentarse a sus propios compañeros, en defensa de los opositores.
Entrevista sobre el campus party de Identidad Geek Video de la conferencia en Campus Party La presentación: Redesociales pensamiento Nota en Milenio digital sobre la presentación Aquí
Del fortalecimiento de la investigación filosófica (qué título...)
Una nueva sumergida en la biblioteca me llevó al encuentro de un libro de Fernando Salemerón, La filosofía y las actitudes morales, publicado por primera vez por siglo XXI en 1971 y reeditado en 1978. Es un texto extraño y un tanto atípico formado por tres distintos ensayos al rededor de la investigación filosófica. De uno de ellos, “Filosofía, Ciencia y Sociedad”, escrito para un encuentro sobre el papel de la ciencia y la tecnología en el desarrollo económico de México en 1967, tomo un texto en el que se traza una retrato de la investigación filosófica en México entonces, y un programa para su desarrollo. En él aparece de nuevo el tema de la desatención a la filosofía en México, pero también un programa para la profesionalización de la filosofía y que enfatiza su necesaria orientación hacia la ciencia.
Encontré la historia de Jon Keats, productor de programas de televisión para plantas, en el número del 15 de marzo de The New Yorker. Leerlo me despertó la misma ilusión que me despertó la primera vez Ghostbusters: imaginar un trabajo cuyo objeto fuera completamente fantástico.
Las mejores sesiones del congreso y las más polémicas fueron el sábado. Retengo tres: Open vs. Closed: Changing the Culture of Peer Review de Kathleen Fitzpatrick en el que expuso las implicaciones de un proyecto como MediaCommons en el futuro de la publicación académica. La exposición discutía las ventajas que ofrece una revisión por pares de manera abierta, dentro de un proceso de publicación también abierto, frente al modelo tradicional de revisión anónima y cerrada. La propuesta causó polémica, porque toca uno de los ejes de la estructura de poder académico actual.
¿Cuál final, cuál comienzo para la filosofía?
Regresas a la ciudad de México ha significado en parte, un reencuentro con infinidad de cosas casi olvidadas. En el trajín de la limpieza y la selección di con este texto de Alberto Constante en el que reflexiona sobre qué es filosofía a partir de una intervención de Heidegger de 1955. El texto, me parece, tiene la suerte de hacernos extraña la palabra filosofía –que pensamos siempre tan cotidiana- y conducirnos y confrontarnos con el origen griego del término. Dos efectos sobre los que vale la pena reparar.
Hay una mirada escéptica que, desde el pasado, mira al presente para ponerlo en entredicho. ¿Qué pensarían de nosotros, de nuestros prejuicios y modas, los hombres de, digamos, 1973?
La llegada de Sam Tyler, un detective del año 2006, a la estación de policía comandada por Gene Hunt, en Manchester en 1973, desata un conflicto que, primero es visto como una constante crítica a los procedimientos policiales de 1973 (que en México, por cierto, no han cambiado mucho), pero poco a poco comienza a convertirse en una crítica a la mayoría de los supuestos –cientificistas, buena onda, comprometidos- que son moneda común de nuestra era.